La placenta habría evolucionado a partir del tejido, mucho más simple, que cubría el interior del cascarón de los huevos de aves y reptiles, que les permitía obtener el oxígeno manteniéndose aislados del exterior. En la primera etapa de desarrollo, que comienza con el inicio mismo del embarazo, hasta la mitad aproximada del periodo de gestación, las células de la placenta activan fundamentalmente un grupo de genes que los mamíferos comparten con las aves y los reptiles. En la segunda etapa, las células de la placenta de los mamíferos pasan a activar una nueva oleada de genes específicos de cada especie