Para Aristóteles la sustancia es el sujeto en el que descansan las propiedades: el ser Sócrates, por ejemplo, del cual predicamos rasgos (propiedades o accidentes) como el ser ateniense, ser maestro de Platón, haber sido condenado a muerte, etc. Los accidentes (o propiedades de las cosas) sólo pueden existir vinculados a la sustancia; por ejemplo, no puede darse “la blancura” como tal, sino “cosas u objetos blancos”.