Son muchos los motivos, aunque algunos teóricos de la educación apuntan como principal causa de los conflictos de las aulas la existencia de un modelo de organización escolar aún demasiado rígido, poco flexible y descontextualizado de la realidad social y económica actual. Esta situación favorece entre los escolares descontento, aburrimiento y desmotivación, lo que acaba traduciéndose en un rechazo a la realidad escolar y sus normas. Idealmente, las escuelas deberían ser un lugar de encuentro donde se acepte a los demás tal y como son, asumiendo de forma natural las diferencias culturales, de origen, raza, inclinación sexual, etc. Pero la realidad es bien distinta y en muchos centros, de todo los países del mundo, se está viviendo un deterioro de la convivencia escolar.