La combustión de petróleo, gas y carbón libera dióxido de azufre y óxidos de nitrógeno. Estos gases son transportados por el viento y durante el trayecto, son absorbidos por las nubes y convertidos en ácidos sulfurico y nitrico, ambos solubles en agua, que luego impregnan la lluvia, la nueve, plantas, arboles, rios, mares y suelos.