Para Jung, la mente humana la integra la conciencia, el inconsciente individual y el inconsciente colectivo. Este último representa la superación del nivel organicista del esquema freudiano al añadirle un componente cultural trascendente.
Introduce el concepto de arquetipos al referirse a cada uno de los residuos primarios de la memoria, comunes a todos los individuos o a grupos étnicos particulares y derivados del llamado “inconsciente colectivo” Su actitud frente a los sueños está impregnada de religiosidad. Los sueños vuelven a ser mensajeros de lo trascendente, dotados a veces de poder profético. La neurosis se convierte también en “religiosidad reprimida”. Los dioses negados se convierten en fobias, obsesiones, delirios que ahora son enfermedades.