Descontenta con la relajación que ha visto en algunos conventos, sus religiosas llevan un
estilo de vida más retirado, bajo una estricta clausura. Viven en auténtica pobreza. duermen en pequeñas celdas sobre un jergón de paja, dedicándose a la oración y a los trabajos más humildes. Se les conoce como carmelitas descalzas, porque en lugar de zapatos llevaban , simplemente, sandalias.