La presencia de los ácidos y las bases en nuestra vida diaria es abundante. Por ejemplo, en el interior de las baterías de nuestros aparatos electrónicos suele haber ácido sulfúrico. Por eso, cuando se estropean y se vierte su contenido dentro del aparato, reaccionan con el metal de los electrodos y crean una sal blancuzca.
También hay ácidos suaves que manejamos a diario, como el ácido acético (vinagre), el ácido acetilsalicílico (aspirina), el ácido ascórbico (vitamina C), el ácido carbónico (presente en gaseosas carbonatadas), el ácido cítrico (presente en las frutas cítricas), o el ácido clorhídrico (el jugo gástrico que nuestro estómago segrega para disolver la comida).