El carácter narrativo permite que los agentes educativos sean más detallistas con la información sobre cada niño; ya no es necesario encasillar resultados o logros, sino que la escritura tiende a describir situaciones, comentar sentimientos, plantear hipótesis sobre lo que está ocurriendo en el grupo, transmitir información, contar anécdotas bonitas de los niños; hablar de sus procesos, de las relaciones con los padres; escribir proyectos de largo plazo, ideas, deseos, etc.