Al día siguiente, en la escuela, la niña se acerca a su maestro de música. Una clase que atiende por compromiso, pero al no obtener resultados dentro de ella, no cuenta con el esfuerzo que realmente se requiere para obtener los resultados que busca. En esta ocasión, es diferente. Ahora hay interés.
El maestro es un viejo con elegante pero sencillo. Quien tras una amable entrevista le da a escoger un instrumento, entre demostraciones de los resultados que puede tener. Es un verdadero maestro, ya que domina cada uno de los que toca. Ella elige el violín. Su sonido es único entre lo que ha escuchado. El maestro le hace ver la importancia de 4 aspectos principales en la interpretación musical: tono, rítmica, técnica, y dinámica. También le hace ver, que es un arte, por lo que no basta el dominio de los 4 aspectos. Debe buscar plasmar sus sentimientos dentro de su interpretación.
Día con día, practica, con el fin de mejorar, pero no siente que lo que reproduce es tan bello como lo que percibió ese día, producto de los niños y el viejo. También se puede ver una cada vez más frecuente presencia del bully en el salón de música, en un principio de lejos, como una historia secundaria durante la secuencia que muestra la constante práctica de la niña en busca de la perfección. Se puede ver como el bully comienza merodeando torpemente. El profesor se acerca a él para prestarle atención a sus constantes visitas, tal y como en un principio lo hizo con la niña. El bully prueba instrumentos sin perder de vista a la niña en todo momento, hasta el punto de encontrar interés en el piano, donde tras cómicos encuentros con otros instrumentos, se ve cómo se identifica con el enfoque que estar quieto en un punto al igual que contar con una variedad de notas bajo sus dedos, puede transmitir las melodías que cada vez más le interesan frente a él en manuscritos. Al punto en que la niña llega a captar su presencia en ocasiones sin que éste se percate de ello. Esto es impresionante para la niña, pero a la vez frustrante, pues encuentra en la interpretación del bully una proyección de su persona que ella no alcanza a manifestar. El bully, ya no es la misma persona. Ha cambiado, pues se nota una paz y satisfacción en su comportamiento.
Es tal su frustración que al asistir nuevamente a la calle con su madre y hermano busca insistentemente al trío de músicos, sin éxito. En cambio, encuentra al policía, a quien le pregunta por ellos. Le hace ver que es esporádico el espectáculo, ya que son pepenadores, a pesar de que son excelentes músicos, sus actividades son diversas. Parte de un estilo de vida que llevan. Se nota que el policía tiene aprecio por ellos. El interés de la niña le es extraño al policía, por lo que le pregunta la razón por la que está buscando al trío. Ella, le explica que desde esa ocasión que los pudo ver en su espectáculo, le ha llamado la atención la música. Que se ha estado esforzando para interpretar las melodías que ha aprendido, pero no logra alcanzar algo semejante como lo que vió. Inclusive ha estado consultando a su profesor de música para resolverlo, sin éxito hasta el momento. Los busca para entender qué es lo que está haciendo mal. El policía, condescendientemente y tras un suspiro, finaliza haciéndole ver que aunque son buenas personas, el mundo de ellos es muy distinto a el de la niña. Las calles no son un lugar para una niña como ella, y que seguir practicando le dará resultados con el tiempo.
Una figura sombría los observa sigilosamente desde una distancia audible a su conversación, entre la plática de los dos individuos, mientras la distraída madre se percibe haciendo compras en el pequeño puesto que ocupa parte de la acera. La madre llama a la niña desde una distancia no muy lejana, a la cual acude la niña despidiéndose del policía.