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La teología de Martín Lutero 3 - Coggle Diagram
La teología de
Martín Lutero 3
La Palabra de Dios
Es de todos sabido que Lutero trata de hacer de la Palabra de Dios el punto de partida y la autoridad final de su teología.
Pero esto no quiere decir que Lutero sea un biblicista rígido, pues para él la Palabra de Dios es
mucho más que la Biblia. La Palabra de Dios es nada menos que Dios mismo.
La Biblia es Palabra de Dios porque en ella Jesucristo se llega a nosotros. Quien
lee la Biblia y no encuentra en ella a Jesucristo, no ha leído la Palabra de Dios.
La autoridad final no radica
en la Biblia ni en la iglesia, sino en el evangelio, en el mensaje de Jesucristo, quien es la Palabra de Dios encarnada.
El conocimiento de Dios
Lutero concuerda con buena parte de la teología tradicional al afirmar que es posible tener cierto conocimiento de Dios
por medios puramente racionales o naturales.Este conocimiento le permite al ser humano saber que Dios existe, y distinguir
entre el bien y el mal
Eso es lo que Lutero llama “teología de la gloria”. Tal teología pretende ver a Dios tal cual es, en su propia gloria, sin
tener en cuenta la distancia enorme que separa al ser humano de Dios.
La suprema revelación de Dios
tiene lugar en la cruz de Cristo, y por tanto Lutero propone que, en lugar de la “teología de la gloria", se siga el camino de
la “teología de la cruz”.
La ley y el evangelio
Dios se nos da a conocer de
dos modos, a saber, la ley y el evangelio.
Cuando escuchamos esa palabra de perdón, la ley, que antes nos resultaba onerosa y hasta odiosa, se nos torna dulce
y aceptable. Comentando sobre el Evangelio de Juan, Lutero dice: Antes no había en la ley delicia alguna para mí.
Esta dialéctica constante entre la ley y el evangelio quiere decir que el cristiano es a la vez justo y pecador. No se trata
de que el pecador deje de serlo cuando es justificado.
La justificación no es la ausencia de pecado,
sino el hecho de que Dios nos declara justos aun en medio de nuestro pecado, de igual modo que el evangelio se da
siempre en medio de la ley.
La iglesia y los sacramentos
Su teología no era la de una
comunión directa del individuo con Dios,sino que era más bien la de una vida cristiana en medio de una comunidad de
fieles, a la que repetidamente llamó “madre iglesia”.
El bautismo es señal de la muerte y resurrección del cristiano con Jesucristo. Pero es mucho más que una señal, pues
por él y en él somos hechos miembros del cuerpo de Cristo.
El bautismo es válido, no sólo en el momento de ser administrado, sino para toda la vida.
La comunión es el otro sacramento de la fe cristiana. Lutero rechazó buena parte de la teología católica acerca de la
comunión.
A la postre, esta cuestión fue uno de los principales motivos de división entre
luteranos y reformados o calvinistas.
Los dos reinos
Según él, Dios ha establecido dos reinos,
uno bajo la ley y otro bajo el evangelio.
El estado opera bajo la ley, y su principal propósito es ponerle
límites al pecado humano.
Los creyentes, por otra parte, pertenecen al segundo
reino, y están bajo el evangelio.
Esto quiere decir que los creyentes no han de esperar que el estado apoye su fe, o persiga
a los herejes.
Aun más, no hay razón alguna por la que debamos esperar que los gobernantes sean cristianos. Como
gobernantes, su obediencia se debe a la ley, y no al evangelio.
Por tanto, en cuanto somos pecadores, todos
estamos sujetos al estado.
Lo que esto quiere decir en términos concretos es que la verdadera fe no ha de imponerse mediante la autoridad civil,
sino mediante la proclamación de la Palabra
Lo que sí quiere decir es que Lutero siempre tuvo dudas acerca de cómo la fe debía relacionarse con
la vida civil y política. Y esas vacilaciones han continuado apareciendo en buena parte de la tradición luterana hasta el
siglo XX.