En 1989, se celebra la XXIV Conferencia General de la UNESCO en la que se borran todos los principios que el Informe MacBride había promulgado y se vuelve a los inicios de la UNESCO, es decir, vuelven a debatirse aspectos relacionados con los flujos de información y el papel de los medios de comunicación en los países en desarrollo, pero desde el punto de vista inicial de la UNESCO. Un punto de vista que había favorecido siempre a Estados Unidos, desde 1946 hasta 1970, y a los países desarrollados.