La OMS lo dice y nosotros lo sabemos: no tendría sentido el enorme impacto que produce la sexualidad en cada uno de nosotros a lo largo de la vida, el enorme placer cuando se respeta este derecho, la capacidad de comunicación que nos otorga, la capacidad de enriquecimiento humano, la función de una íntima comunicación (la más íntima quizás entre dos seres, sean o no de distinto sexo). Si no tuviésemos la capacidad para que ocurra todo esto, realmente ¿para qué lo tendríamos? Si se observa, es casi una eventualidad en la vida de las personas el hecho de relacionarse sexualmente con otra para procrear. Puede ser una situación elegida o no, pero es una eventualidad. Uno no está toda la vida y en todas las formas conectándose sexualmente consigo mismo o con los otros por el hecho de reproducirse. Por eso recalco que los derechos reproductivos son parte de los derechos sexuales. Voy a nombrar los derechos:
► Condiciones ambientales, educacionales, nutricionales, afectivas y de salud apropiadas para el desarrollo de la vida humana.
► El ejercicio autónomo de la sexualidad, a gozarla con o sin finalidad coital, de acuerdo con las propias preferencias y a la protección legal de las mismas.
► Una sexualidad placentera, recreacional, independiente de la reproducción. ► A la maternidad libre. A vivirla por propia elección y no por obligación.
► A decidir y utilizar anticonceptivos gratuitos y a bajo costo, con información actualizada, seguimiento y el deber de quienes los prescriben de responder por sus efectos.
► A conocer, respetar y amar el cuerpo y los genitales. ► Al amor, la sensualidad y el erotismo. ► A buscar afecto y relación sexual. ► Al orgasmo y a ser libre en la intimidad.
► A la relación sexual independientemente de la edad, el estado civil o modelo familiar, exenta de cualquier forma de violencia, abuso o acoso.
► A servicios de salud gratuitos y de calidad que faciliten el cuidado integral de la gestación, el parto, el post-parto y la crianza, acompañado por legislaciones apropiadas.
► A la adopción y tratamiento para la infertilidad de tipo integral, accesible y razonable. ► A no tener actividad sexual. También es un derecho y no debe ser cuestionado.
► A participar como ciudadanas y ciudadanos en organizaciones no gubernamentales en la formulación e implementación de políticas y programas de población y desarrollo.
► A negarnos a facilitar investigaciones con nuestra función reproductiva. A estar informadas e informados de manera comprensible sobre el alcance de la tecnología que la modifique, que deba regularse por una ética humanista. ► A una educación sexual oportuna, integral, laica, gradual, científica y con enfoque de género.
► De hombres y mujeres a participar en igualdad de responsabilidades en la crianza, reasumiéndola creativamente y a construir ideales e identidades propias más allá de los roles de géneros.