Please enable JavaScript.
Coggle requires JavaScript to display documents.
LA OTRA VIDA - Coggle Diagram
LA OTRA VIDA
EL INFIERNO
También el infierno es una situación humana, aun cuando de forma burda se haya convertido una vez más
la “situación” en “sitio”.
-
Hay quienes piensan que Dios creó el infierno para castigar a los pecadores; pero Dios no ha creado nada
malo; sabemos que todo lo que tiene su origen en él es bueno.
No es un lugar que pueda existir con independencia de que alguien lo “habite” o no, es más bien la situación existencial que resulta del endurecimiento definitivo de una persona en el mal. Es una existencia absurda que se ha petrificado en el absurdo.
EXISTE EL INFIERNO, PERO ESTÁ VACÍO.
-
EL CIELO
Ocurre que Mateo empleó casi siempre la
expresión “Reino de los cielos”, para evitar pronunciar el sacratísimo nombre de Dios.
Eso tuvo importantes consecuencias porque, en los siglos posteriores, olvidado ya el origen de la
expresión, se empezó a hablar de “cielo” a secas,
-
Así, pues, dejemos ya de hablar del “cielo” y digamos que la bienaventuranza eterna es el Reino de Dios, la situación de reconciliación definitiva con nosotros mismos, con la naturaleza, con nuestros hermanos y con Dios.
Al otro lado de la muerte quedan abolidas nuestras categorías de espacio y tiempo. San Agustín se limita a decir que Dios “será nuestro lugar”.
-
EL JUICIO
El juicio de Dios será,
pues, la definitiva y aplastante victoria de Dios sobre el pecado y la muerte.
No pensemos que la salvación y la condenación son dos
destinos igualmente probables para los hombres.
Mientras que la victoria final de Cristo y del conjunto de la humanidad es para el creyente una certeza absoluta, la condenación sería en el peor de los casos una posibilidad únicamente para casos individuales
Precisamente por eso la Iglesia se ha considerado siempre capacitada para canonizar a muchos fieles, pero nunca ha emitido un testimonio de condena definitiva.
EL PURGATORIO
La mayoría de los hombres llegan al final de sus vidas no como hombres plenamente madurados, sino
como aspirantes inacabados a la humanidad.
Estábamos acostumbrados a ver el purgatorio no como la última gracia concedida por Dios al hombre
para que se purifique con vistas a un futuro junto a él, sino como un castigo por el pasado pecador del hombre;
una especie de “infierno temporal”.
Sin embargo, la liturgia dice de quienes están allí que “duermen ya el sueño de la paz”.
Los libros antiguos de teología y de piedad hacían descripciones exactas y precisas sobre las realidades escatológicas del cielo, el purgatorio, el juicio, la resurrección de los muertos y la forma y el tiempo de ésta, el limbo de los niños y hasta el seno de Abrahán.