Sostiene que la historia, al igual que la política, es construcción de la virtù humana, en choque con la fortuna. La “fortuna” son los designios divinos que no están en nuestra mano alterar, la fortuna son también las circunstancias irracionales que el hombre no puede evitar. A la fortuna, de la que no es responsable, el hombre puede oponerle su virtù