Así se muestra desde un principio ya en el hecho de que toda filosofía impulsa a la comunicación, se expresa, quisiera ser oída, en el hecho de que su esencia es la coparticipación misma y ésta es indisoluble del ser verdad. Únicamente en la comunicación se alcanza el fin de la filosofía, en el que está fundado en último término el señuelo de todos los fines: el interiorizarse del ser, la claridad del amor, la plenitud del reposo.