A través de la conversión es posible perdonar de corazón, ver la belleza de la creación, cambiar nuestra manera de hablar y de pensar, la forma de vestir y sentir e innumerable otros cambios. Esta es la meta de un cristiano, dejar que Cristo nos transforme en personas nuevas, capaces de perdonar y amar sin condiciones, así como el amor que nos habla la biblia.