A diferencia de las revueltas producidas en Tú- nez y Egipto, las que estallan en Libia pronto degeneran en una guerra civil. Francia, el Reino Unido y los EEUU en- tran en juego para responder a las amenazas del líder libio, Muammar El Gadaffi, contra sus opositores en Bengasi y otras ciudades. Estos Estados logran la aprobación de la Resolución 1973 por el Consejo de Seguridad de la ONU, el 17 de marzo, y pronto la OTAN lidera las operaciones militares y un Grupo de Contacto la dirección política de la intervención extranjera en dicho conflicto. Siete meses después, en octubre, los rebeldes del Consejo Nacional de Transición siguen siendo reconocidos internacional- mente, la OTAN sigue apoyando a los rebeldes desde el aire para que derroten los focos de resistencia gadafista y el líder libio no aparece en público desde junio. La guerra no ha terminado y, con ello, la normalización política y de seguridad de Libia sigue retrasándose.