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Capítulo 9 - La lógica de la responsabilidad corporativa en el buen…
Capítulo 9 - La lógica de la responsabilidad corporativa en el buen gobierno.
Enron, el mayor escándalo de todos los tiempos.
Enron tenía la reputación de superar de manera consistente las expectativas de crecimiento del mercado, circunstancia no era sostenible en el tiempo.
Cuando el desempeño de la firma comenzó a tambalearse, en lugar de reconocer la realidad —y disgustar al mercado—Enron prefirió ocultar sus pérdidas usando la contabilidad.
A finales de 2001 la empresa se declaró en bancarrota, convirtiéndose en sinónimo de fraude y corrupción corporativa
Enron, deficiencias de gobierno corporativo y las consecuencias
Problemas estructurales a la hora de asegurar que la información transmitida al mercado permitiera formarse una imagen real del desempeño y las perspectivas de la compañía.
Conflictos de interés: entre los primeros ejecutivos de la compañía, por parte del auditor externo Arthur Andersen, que desapareció como consecuencia del escándalo.
Quiebras fundamentales en la cultura de ética e integridad de la alta dirección de la organización, que incurrió en un proceso sistemático de engaño a inversionistas, empleados, mercado y clientes.
Tres actores respecto a buenas prácticas de gobierno corporativo
Reguladores en economías avanzadas: recomiendan a las compañías que cotizan en los mercados adopten prácticas de gobierno corporativo que sirvan para generar confianza en los mercados de capitales y disminuir los costos de capital.
Inversionistas institucionales: de manera creciente formalizan sus requerimientos en materia de gobierno corporativo a las compañías que mantienen en cartera.
Compañías más admiradas del mundo: que con el propósito de generar confianza entre los inversionistas, ponen claramente sus compromisos en materia de gobierno corporativo.
Los principios generalmente aceptados en materia de gobierno corporativo
Tratamiento equitativo de los accionistas y sus derechos. Las compañías habrán de reconocer los derechos de los accionistas y colaborar para que puedan ejercitarlos.
La transparencia y responsabilidad sobre la información transmitida al mercado y a los accionistas.
Existencia de una cultura de ética e integridad en la compañía, cuyo impulso, supervisión y monitoreo es, asimismo, responsabilidad del consejo de administración.
Gobierno corporativo y RSE
Michael Porter (1992): recomendaba la participación de empleados, clientes y proveedores, entre otros, en el gobierno de las firmas estadounidenses.
Hoy, este planteamiento es posible encontrarlo en la mayor parte de las recomendaciones que en materia de gobierno corporativo emiten los reguladores de los países miembros de la OCDE.
Casi veinte años después del trabajo de Porter, la RSE está en la agenda de los consejos de administración de las principales compañías internacionales.
Las grandes firmas han introducido la RSE entre sus prácticas de gobierno, en ocasiones anticipándose a las demandas de los reguladores en la materia
Recomendaciones para un Buen Gobierno Corporativo
El consejo de administración debe plantear los estándares de responsabilidad corporativa de la compañía asegurándose de que sean apropiados, consistentes y comprensibles.
El consejo de administración debe supervisar el desempeño y considerar los riesgos concernientes a la reputación de la empresa.
El consejo de administración tiene que impulsar buenas prácticas en materia de cumplimiento normativo e integridad.
Los esquemas retributivos deben reflejar la creación tanto de valor tangible como de valor intangible.
Comisiones sobre RSE en los consejos de administración
Constituidas por un reducido número de consejeros no ejecutivos —entre 2 y 4— que se reúnen cuatrimestralmente.
Así como no hay una denominación estándar para identificar a las comisiones de RSE, también pueden encontrarse discrepancias con respecto a las funciones y responsabilidades que asumen
Funciones de la comisión de RSE
Monitorear la reputación de la compañía y evaluar y supervisar las propuestas de los gestores para su mejora.
Revisar el grado de cumplimiento de la compañía con respecto a sus normas internas de conducta y al funcionamiento del canal ético.
Revisar la información de naturaleza no financiera que la administración pone a disposición del mercado elevando sus conclusiones ante el consejo de administración.