Las prácticas sugeridas, teóricas o provenientes de investigaciones empíricas, no tienen por qué obligatoriamente ser aplicables en el contexto latinoamericano. La mayor parte de la literatura proviene del contexto anglosajón, lo mismo que la práctica correspondiente, y que por lo tanto no toma en cuenta la especificidad latina, en la cual se encuentran variables esencialmente sociales, políticas, culturales y económicas muy propias que impiden la extrapolación de teorías y prácticas que pueden resultarle ajenas (Raufflet y Barrera, 2010).