En el uso del marketing de influencers, en ocasiones se produce un conflicto de carácter ético y de honestidad profesional. La cuestión es que, muchas veces, los influencers se dedican a usar o hablar de una determinada marca o de sus productos en público, recibiendo a cambio algún tipo de remuneración o contraprestación. El problema es que muchas veces no se actúa con suficiente transparencia. Es decir, parece que el influencer está haciendo una crítica de un producto porque es su verdadera opinión, obviándose que en realidad lo hace a cambio de algo. En estos casos puede llegar a hablarse de falta de honestidad y de un cierto nivel de engaño a sus seguidores, que no tienen por qué saber que detrás de la opinión de su líder se esconden los intereses comerciales de marcas y empresas.