Platón llega a Sicilia, en donde reina Dionisio, y entabla una amistad con el cuñado de Dionisio, Dión. Después, de alguna u otra forma, Dionisio obliga a Platón a embarcarse en una nave espartana, la cual hizo una escala de emergencia en la isla de Egina, donde Platón fue vendido como un esclavo por ser ateniense, y llegar a una isla que estaba en conflicto con su ciudad natal. Afortunadamente, Anniceris, a quien había conocido en Cirene, lo compró y lo liberó.