Flora:La flora esteparia se ha adaptado a la escasa humedad del suelo, tendiendo a ser de tipo gramínea (hierbas, arbustos cuando mucho) o de matorral, es decir, de poco tamaño, poco follaje y poco verdor. Sus raíces profundas les permiten buscar mejores capas del suelo, y es común hallar especies rizomáticas y capaces de almacenar agua en sus tejidos, tal y como en los desiertos cálidos.
Algunas especies vegetales frecuentes en la estepa son el cardón, el ruibarbo, los álamos, los cactos, los cistus y diversos tipos de hierbas, algunas capaces de resistir incluso temperaturas de -20 °C.
Fauna: La fauna de las estepas se ha adaptado a la aridez de la región, tanto como la vegetación de la que se alimenta. Sin embargo, la biodiversidad en estas regiones es más bien baja, con pocas especies herbívoras y aquellas capaces de enterrarse o cavar túneles, para escapar a las condiciones climáticas adversas. Muchos depredadores de mediado tamaño se alimentan de ellas, pudiendo a su vez desenterrarlas, o cazarlas en lo abierto, como las aves de rapiña. Los herbívoros tienden a hacer manadas numerosas para resistir la cacería de los depredadores, ya que no hay vegetación ni montañas para esconderse.
Algunas especies comunes de este bioma son los antílopes, águilas, caballos salvajes, cóndores, ñandúes, lobos, búfalos, marmotas, ratas silvestres, grullas, topos y ciertos tipos de tortuga de tierra. También numerosas especies de insectos y arácnidos, como escorpiones, escarabajos y hormigas.