En un principio, el boletín de noticias telegráficas se publicaba en una columna fija en los diarios. Los telegramas no se redactaban, y aparecían tal y como se transmitían por el nuevo medio. Pero, poco a poco, se produjeron dos variantes. En un primer momento, la acumulación de material informativo hizo necesario ordenar los datos a la hora de escribirlos para conseguir redactar en el mínimo espacio el máximo de acontecimientos. Posteriormente, se vio la necesidad de ordenar ese material por orden de importancia.