El músculo cardiaco se encuentra sólo en un lugar del cuerpo: el corazón, donde constituye la mayor parte de las paredes éste. El corazón actúa como una bomba que impulsa la sangre por los vasos sanguíneos a todos los tejidos del cuerpo. El músculo cardiaco es como los es- queléticos, en el sentido de que tiene estriaciones, y como los lisos, en el sentido de que es involuntario y no se puede controlar de forma consciente. Algunas pala- bras clave para recordar este tipo de músculo son: car- diaco, estriado e involuntario. Las fibras cardiacas están protegidas por pequeñas cantidades de tejidos conectivos blandos, disponen en espiral o en grupos de ocho, como se muestra en la Figura 6.2b. Cuando el corazón se contrae, sus cáma- ras internas se vuelven más pequeñas, e impulsan la sangre hacia las grandes arterias que salen del cora- zón. Hay que recordar que las fibras del músculo car- diaco son células ramificadas que se unen mediante juntas especiales denominadas discos intercalados (véase la Figura 3.20 en la pág. 99). Estas dos caracte- rísticas estructurales y la disposición en espiral de los grupos de músculos del corazón permiten que la acti- vidad cardiaca esté altamente coordinada. Los múscu- los cardiacos a menudo se contraen a un ritmo conti- nuo fijado por el pacificador “interno” del corazón, pero el corazón también puede verse estimulado por el sistema nervioso para cambiar a “la marcha más alta” durante pequeños periodos, como cuando corre- mos para coger el autobús. Como puedes observar, cada uno de los tres tipos de músculos presenta una estructura y una función apropiada para su labor en el organismo. No obstante, dado que el término sistema muscular se aplica especí- ficamente a los músculos esqueléticos, en este capítulo nos centraremos en este tipo de músculo