Revolución Rusa

Rusia zarista

A comienzos del siglo XX, Rusia seguía regida por un zar que ejercía los poderes estatales por derecho divino.

La población rusa estaba formada por 175 millones de habitantes que vivían mayoritariamente en el campo. La nobleza y el clero eran los mayores propietarios de la tierra fértil junto con la corona.

La economía se basaba en una agricultura poco productiva y estaba estaba iniciándose en un largo proceso de industrialización.

Las tensiones políticas estaban muy presentes, y fueron propiciadas por los lentos procesos de modernización.

Tal era el caso del movimiento cultural de la llamada Intelligentsia, que desde el siglo XX criticaba el retrato ruso y difundía valores occidentales contra el parecer de los sectores tradicionalistas.

En el plano político, la oposición liberal al despotismo zarista estaba entre las pequeñas y medias burguesías urbanas que apoyaban al Partido Constitucional Democrático.

Desde 1898 actuaba en Rusia el Partido Obrero Socialdemócrata Ruso, inspirado en los principios del marxismo. Entre sus filas destacó Lenin.

El partido debería ser una organización formada por militantes-soldados y debía ser un núcleo reducido de líderes jerárquicamente organizados.

Dentro del partido surgieron dos corrientes: los bolcheviques dirigidos por Lenin y los mencheviques.

En 1905, el imperio de los zares sufrió su primera sacudida revolucionaria grave, la derrota militar ante Japón, que supuso una humillación para el zar y su ejército.

El detonante de la revolución fue una masiva manifestación obrera para presentar reivindicaciones al zar, conocida como Domingo Sangriento después de que las tropas disparasen a los manifestantes.

Revolución Rusa en 1917

La participación de Rusia en la Gran Guerra fue decisiva para la caída del régimen zarista.

Ante la manifestación de mujeres y obreros, muchos soldados se negaron a utilizar la fuerza y las tropas se unieron a las manifestaciones, forzando la dimisión del Gobierno.

Se forzó la caída del zar y la reempalzó una república liberal democrática. Pero esto no generó estabilidad.

Los bolcheviques consiguieron asaltar el Palacio de Invierno con ayuda de los marinos. Sin embargo, a pesar de ser fuertes en las grandes ciudades, eran débiles entre el campesinado. Una vez en el poder, Lenin no estuvo dispuesto a compartirlo.

Régimen soviético de Lenin

Los bolcheviques implantaron una dictadura de partido y adoptaron el nombre de Partido Comunista.

La configuración del nuevo régimen se hizo en un contexto de guerra civil contra los rusos blancos

Lenin ordenó el fusilamiento del zar Nicolás y su familia y en 1919 se creó en Moscú la III Internacional.

Primeros pasos

Del comunismo de guerra a la NEP

Lenin edificó una política comunista de guerra, que tuvo consecuencias desastrosas.

Por ello, promovió su fin en 1921, sustituyéndola por la NEP, que permitió a los campesinos retomar el control de sus granjas.

Ese retorno controlado a la economía de mercado consiguió recuperar los niveles de producción agraria.

El régimen soviético procedió a construir una sociedad supuestamente gobernada por obreros y campesinos.

La sucesión de Lenin

El ascenso de los apparatchik propició la elección de Stalin en 1922, cuando la salud de Lenin comenzaba a quebrarse.

A la muerte de Lenin, la lucha política en el seno bolchevique se articuló en torno a Trotski y Stalin.

Trotski defendía la internacionalización de la revolución y criticaba la continuidad de la NEP, y Stalin defendía la necesidad de la construcción del socialismo en un sólo país.

Triunfo del estalinismo

La pugna entre Trotski y Stalin terminó con la victoria de este último y con la derrota de Trotski, despojado de sus cargos en 1927, exiliado dos años después y asesinado en México en 1940.

Stalin ocupó todos los cargos del poder. El papel crucial del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS) hizo que este fuera objeto de varias purgas destinadas a eliminar a los adversarios de Stalin, las más famosas entre 1936 y 1938.

El terror se convirtió en un arma para anular resistencias y la vieja policía política leninista se transformó en la NKVD que fue responsable de la ejecución de 780000 personas.

Stalin puso fin a la NEP y llevó a cabo el programa de estatalización de la economía, que tuvo tres grandes focos de actuación:

El segundo fue someter a la agricultura a un proceso forzado de colectivización, que conllevó la formación de granjas colectivas autónomas o estatalizadas. Pese a que generó hambruna se alcanzaron los niveles productivos previstos.

El tercero fue la industria, necesaria para fortalecer a la clase obrera. A costa de tasas de explotación muy duras, se consiguieron resultados notables en poco tiempo.

El primero fue la planificación central de toda la vida económica que tenía como fin la modernización del país en breve plazo.