Para aliviar la presión en el perímetro de Pusan, MacArthur, como comandante en jefe de las fuerzas de la ONU, ordenó una operación de desembarco en Incheon. Esta fue una operación extremadamente arriesgada, pero también fue exitosa. Las tropas de las Naciones Unidas consiguieron llegar hasta Incheon, enfrentándose únicamente con una leve resistencia y empezando a progresar rápidamente para recapturar Seúl. Los norcoreanos tuvieron que empezar una rápida retirada a sus líneas de abastecimiento hacia el norte, y las fuerzas de la ONU y la RDC que habían estado confinadas en el sur pudieron entonces moverse hacia el norte y enlazar con las tropas desembarcadas en Incheon.
Según fuentes estadounidenses cerca de 135 000 soldados norcoreanos fueron capturados. Las tropas de ONU los llevaron de regreso al otro lado del paralelo 38. El objetivo (salvar a Corea del Sur) había sido cumplido, pero el éxito y la perspectiva de una unión de toda Corea bajo el mando de Syngman Rhee impulsaron a los estadounidenses a continuar hacia Corea del Norte. Muchos en Occidente, incluyendo a MacArthur, también tenían el pensamiento generalizado de que la guerra contra China estaba justificada. Truman y los otros líderes no estuvieron de acuerdo, por lo cual, MacArthur tenía la orden de ser muy cauteloso cuando se acercara a la frontera China.