La nueva institucionalidad que requiere el Desarrollo Territorial Sostenible debe fundarse, necesariamente, en la equidad entre sectores y actores sociales, siendo la dimensión de género (igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres) la que “atraviesa” todas las demás equidades ‘fundacionales’, como son la socioeconómica, la cultural, la política, la étnica, la generacional, la medioambiental, etc.