Poseer total responsabilidad sobre sí mismo, manejar los asuntos personales, tomar decisiones, elegir y ser consecuentes con las implicaciones de las acciones constituyen indicadores de la vida adulta. No obstante, para los jóvenes en situación de discapacidad, estos indicadores de madurez pueden ser difíciles de alcanzar si no cuentan con el apoyo de sus familias, el sistema escolar y la comunidad en la cual se desenvuelven.