El matrimonio de Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón en 1469 supuso el primer paso en la unión del reino de Castilla y los estados de la corona de Aragón, que se hizo efectiva en 1479. En realidad, se trató solo de una unión dinástica; por eso, los territorios que integraban las dos coronas solo tuvieron en común a los monarcas, y cada uno mantuvo sus instituciones, leyes, costumbres y moneda