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Larva migratoria visceral y ocular (Patogenia y manifestaciones (Cuando el…
Larva migratoria visceral y ocular
Es un síndrome producido por nematodos que por lo general parasitan especies no humanas.
En el ser humano, las larvas de los nematodos no maduran hasta alcanzar la fase adulta, sino que emigran a través de los tejidos y provocan una inflamación eosinofilia.
La forma más común de larva migratoria es la toxocarosis por larvas del ascáride canino Toxocara canis, con menos frecuencia el ascaride de los felinos, T. cati y con frecuencia todavía menor el ascaride del cerdo, Ascaris suum.
Ciclo vital y epidemiología
El gusano canino T. canis se puede encontrar en los perros de todo el mundo.
La larva migratoria visceral es muy frecuente en los niños que tienen el hábito de comer tierra.
El ser humano contrae la toxocarosis sobre todo por la ingestión de tierra contaminada con heces de cachorros que contienen huevos de T. canis.
Diagnóstico
El diagnóstico clínico se confirma mediante el enzimoinmunoanálisis de adsorción contra Toxocara.
Además de la eosinofilia, también suele haber leucocitosis e hipergammaglobulinemia.
Tratamiento
Leve a moderada: De sostén
Grave: Glucocorticoides (como antes)
Ocular: No definido por completo; albendazol (800mg c/12 h para adultos, 400 mg c/12 h para niños) con glucocorticoides durante cinco a 20 días.
Patogenia y manifestaciones
Cuando el niño ingiere los huevos de Toxocara, las larvas eclosionan y atraviesan la mucosa intestinal y desde allí se transportan por la circulación hasta diversos órganos y tejidos.
De este modo invaden el hígado, los pulmones, el sistema nervioso central (SNC) y otros lugares, donde provocan intensas respuestas granulomatosas eosinofilias.
La enfermedad clínica casi siempre afecta a los niños en edad preescolar.
El grado de enfermedad clínica depende del número de larvas y de su distribución hística, de la presencia de reinfección y de las respuestas inmunitarias del hospedador.
Los síntomas característicos de la larva migratoria visceral consisten en fiebre, malestar, anorexia y pérdida de peso, tos, sibilancias y exantema. Es frecuente la hepatoesplenomegalia.
Los casos esporádicos de fallecimiento por esta enfermedad se deben a afección neurológica, pulmonar o miocárdica graves.