El homo “vivisimus”, astuto y aprovechador, es, pues, oportunista y arribista; se sirve del palanqueo sacando a relucir parientes y amigos para mejorar su situación y sacar partido o no ser perjudicado si se encontrara perdido aunque lo mereciese: «¡el que tiene padrino –se dirá- se bautiza!»; no tiene relevancia, entonces, la mentira, ser lambón, serruchar el piso, el sorprender a los otros viéndoles la cara de pendejos.