Durante el reinado de Felipe II, en la segunda mitad del siglo xvi, el país se cerró a las corrientes ideológicas y culturales exteriores, a la vez que se acentuaron la defensa del catolicismo y la exaltación nacional. Las letras españolas dieron cabida a la reflexión filosófica y religiosa, así como a lo heroico. Fue, por todo ello, un momento propicio para el desarrollo de nuevas formas literarias: la literatura religiosa, que tuvo en Santa Teresa de Jesús, fray Luis de León y san Juan de la Cruz sus máximos exponentes; y la poesía épica y heroica, que ensalzaba los
momentos culminantes de las empresas político-militares del imperio español.