Sentadas en la habitación, junto con la Poncia, las hijas de Bernarda están cosiendo el ajuar de Angustias, en el desarrollo surge la conversación acerca de cómo Poncia nunca se dejó dominar por su marido, lo que nos otorga el empoderamiento a la mujer que el autor deseaba transmitir. Este acto se basa en cómo es la relación dentro la casa después del anuncio del casamiento de Pepe Romano con Angustias, generando así diferentes discusiones, siendo evidente la disconformidad de las hermanas con dicho compromiso, así pues, Martirio roba el retrato de Pepe y Adela lleva un amorío secreto con él.