En la obra ´´La casa de Bernarda Alba´´, Federico García Lorca crítica el mundo de las apariencias con respecto a la burguesía. Como evidencia de esto, en el primer acto, en un diálogo entre Bernarda y la criada, Bernarda le dice que acompañe a María Josefa pero que tuviera cuidado con que no se acercaran al pozo, porque desde ahí las vecinas podían mirarla. Luego se encuentra en el acto número dos de la obra, donde se desarrolló el siguiente comentario por parte de Bernarda en el cuerpo del diálogo a partir de una discusión entre las hermanas: "¿Qué escándalo es éste en mi casa y en el silencio del peso del calor? Estarán las vecinas con el oído pegado a los tabiques". Finalmente en el acto número tres, página 124, en donde tras la muerte de Adela, Bernarda furiosa, hace callar a sus hijas por la fuerza, mientras ellas lloran por la pérdida de una hermana, para que los vecinos no escuchen. Esto es prueba de cómo en la obra se presenta un mundo donde las apariencias valen todo.