La trama empieza a desarrollarse cuando las hermanas critican y envidian a Angustia por ser la única heredera a una fortuna y por su futuro matrimonio equivalente a tener libertad. En esta situación se destaca la actitud de la hermana menor, Adela, porque a comparación de las otras, ella es la que muestra mayor inconformidad ante la noticia del casamiento, debido a su profundo amor con el prometido, Pepe el Romano.
La Poncia al enterarse del amorío manda indirectas a Bernarda sobre la situación para que comprenda que está sucediendo con su hija. Pero la matriarca lo malinterpreta creyendo que les desea lo peor a su familia. A su vez intenta convencer a Adela de dejar a Pepe y permitir que Angustia sea feliz con él. Con la excusa de que ésta está fea, vieja y enferma aproximándose a la esterilidad. Por ende su matrimonio no duraría mucho. Lo cual permitiría que ambos estuvieran juntos de una forma más ética.
Sin embargo la rebeldía de la joven es tan poderosa que rechaza la idea persiguiendo su libertad amorosa. Incluso reiteradas veces Martirio intentó persuadirla para dejarlo pero su intentos son en vano.
En una madrugada Adela, como de costumbre, se dirige al corral para verse secretamente con su amante. Pero al salir de casa su madre y sus hermanas la atrapan entendiendo todas que estaba sucediendo. Así que todas la persiguen hasta el lugar.