El proceso de fosilización es la serie de cambios físicos y químicos que ocurren en un organismo, desde que muere hasta que es descubierto en forma de fósil, pasando a través de diversas etapas de permineralización. Por ejemplo: el esqueleto o los huesos desarticulados son cubiertos por los sedimentos, como la arena y el lodo. Estos sedimentos, producto de la erosión o desgaste de rocas preexistentes, sirven de protección, evitando que los huesos se desintegren.
Los minerales, como el sílice, que se encuentra formando parte de los sedimentos, son disueltos por el agua de lluvia o de alguna fuente cercana al lugar donde murieron los organismos. Al evaporarse el agua, los minerales se precipitaron en los huecos del tejido esponjoso y los endurecieron, permitiendo así su preservación.