En 1959, el gobierno egipcio decidió construir la presa de Asuán, lo que generaría la inundación del valle en el que se encontraban tesoros de enorme valor arqueológico e histórico como los templos de Abu Simbel. Entonces la Unesco lanzó una campaña internacional de protección de estos tesoros. Los templos de Abu Simbel y de File fueron desmontados, transportados a un sitio más alto y reconstruidos con exactitud pieza por pieza.
El costo del proyecto fue de aproximadamente 80 millones de dólares estadounidenses, de los cuales casi la mitad fue obtenida de 50 países. Se consideró ampliamente un éxito y esto llevó al desarrollo de nuevas campañas de protección, como la de salvar Venecia y su laguna, las ruinas de Mohenjo-Daro en Pakistán o el templo Borobudur en Indonesia. La Unesco propugnó así, junto con el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios, una convención para proteger el patrimonio cultural común de la humanidad.