La explicación de J. P. Vernant, en su obra "Mito y pensamiento en la Grecia antigua", (1965), añade importantes elementos derivados del contexto sociocultural, político y económico de la época para explicar cómo este paso del mito a la racionalidad fue posible, y por qué se produjo en Grecia en lugar de en otra civilización de la época. La inexistencia de una casta sacerdotal, la figura del sabio, el predominio de la ciudad, la transmisión pública del saber, la libertad individual y el desarrollo de la escritura, hacen posible la puesta en entredicho de las explicaciones cosmológicas y su sustitución por una forma de pensamiento que no entrañe la creencia y la superstición propias de los pensamientos mítico y religioso. La estructura del mito hesiódico (en la "Teogonía") sirve de modelo según Vernant a toda la física Jonia, siguiendo a Cornford. En este mito, en efecto, la realidad se genera a partir de un estado inicial de indistinción, por segregación de parejas de contrarios que interactúan hasta acabar configurando toda la realidad conocida. Existen pues tres momentos fundamentales en el discurrir de la narración:
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2) De él brotan, por segregación, parejas de contrarios.