Hace un par de años fui a misiones de Semana Santa en una comunidad ubicada en Manuel Doblado. Es costumbre desde hacer varios años, no solo ahí, que a la mujer se le tenga prohibido o se le niegue la educación. Al momento de convivir con los jóvenes, la gran mayoría eran mujeres, que al no haber estudiado se encontraban cuidando a sus familias, y en ocasiones era difícil hacer actividades de integración porque involucraban aspectos de crecimiento no solo en su persona sino también para su entorno, y a algunas chicas no se les permitió participar.