La revolución industrial va a ser el agente que fomente los principales cambios en la arquitectura y el urbanismo que van a tener lugar durante la segunda mitad del siglo XIX. Hay nuevos materiales y la construcción de nuevas tipologias arquitectónicas como estaciones de ferrocarril, palacios de exposiciones, mercados, viaductos, teatros, edificios administrativos como ministerios, diputaciones, ayuntamientos, bibliotecas, academias, galerías comerciales, etc.