La dislexia no es una enfermedad y, por lo tanto, no existe una cura. Con un diagnóstico
adecuado, cuanto más temprano mejor, una terapia adecuada y oportuna, el trabajo duro, y el apoyo de la familia, maestros, amigos y otras personas, los niños que tienen dislexia pueden tener éxito a lo largo de su escolaridad y más tarde como adultos.