Al iniciarse el siglo XX las nuevas tecnologías alcanzaron niveles que permitieron a los científicos diseñar experimentos para explorar el comportamiento de partículas muy pequeñas. En 1897 con el descubrimiento del electrón y la investigación de la radiactividad, más o menos en esos mismos años, los experimentadores comenzaron a explorar la estructura atómica de la materia. En 1900 el físico teórico alemán Max Planck supuso que los cuerpos calientes emiten energía radiante en paquetes discretos, que llamó cuantos. Según Planck, la energía de cada paquete es proporcional a la frecuencia de la radiación. Su hipótesis inició una revolución de ideas que cambiaron por completo nuestra forma de concebir el mundo físico. Veremos que las reglas que aplicamos a nuestro macromundo cotidiano, las leyes de Newton que funcionan tan bien con los objetos grandes, como pelotas de béisbol o planetas, simplemente no se aplican a eventos del micro-mundo del átomo. En el macromundo, al estudio del movimiento se le llama mecánica; en el micromundo, donde rigen leyes distintas, al estudio del movimiento se le llama mecánica cuántica. Con más generalidad, el cuerpo de las leyes, desarrollado entre 1900 y los últimos años de la década de 1920, que describen todos los fenómenos cuánticos del micromundo se llama física cuántica