Estos muchachos son impulsivos, impetuosos, más excitables que sus compañeros, poco cautelosos, tienden a actuar sin pensar las cosas, dan rienda suelta a sus deseos y emociones, son impacientes y audaces. Tanto este tipo como su imagen positiva se da en todas las clases sociales con la misma frecuencia y parece ser el resultado de tipos de familia en las que los aspectos negativos de la cultura mexicana – la corrupción, la desobligación, el oportunismo, la frecuente y abierta violencia por parte, cuando menos, de uno de los padres, la falta de confianza que los mismos puedan tener en el resto de la sociedad, su pesimismo acerca del valor de los seres humanos, etc., forjan un ambiente dentro del cual se produce este tipo de personalidad.