Las interacciones actina-miosina son necesarias para el movimiento de las células y, por lo tanto, para la migración celular durante el desarrollo embrionario, la metástasis, los movimientos de diapédesis de los leucocitos, etc. Para ello, las células emiten prolongaciones citoplasmáticas llamadas lamelipodios y filopodios. Los lamelipodios forman láminas extensas, mientras que los filopodios consisten en prolongaciones puntiagudas. La migración celular en un sustrato conlleva los siguientes procesos