Una aguja de platino extraordinariamente fina con punta hemisférica, cuyo diámetro era de 40 millonésimas de centímetro. La aguja se encerró en un tubo de helio enrarecido y se sometió a un gran voltaje positivo (25,000 volts). Este voltaje produjo una fuerza eléctrica tan intensa que todos los átomos de helio que se “asentaban” en los átomos de la punta de la aguja quedaban sin electrones, y se transformaban en iones; los iones de helio con carga positiva se alejaban de la punta de la aguja de platino, en dirección casi perpendicular a su superficie en todas direcciones. Luego llegaban a una pantalla fluorescente y produjeron esta imagen de la punta de la aguja, que aumenta unas 750,000 veces las distancias entre los átomos.
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