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La conciencia como "verdadera intérprete" de la ley moral -…
La conciencia como "verdadera intérprete" de la ley moral
La Encíclica
Humanae vitae
de Pablo VI y las insuficiencias de la Manualística hicieron emerger los errores de algunos planteamientos renovadores, por una interpretación demasiado subjetivista y autonomista de la conciencia moral que se cree inspirada en la doctrina conciliar.
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La <<conciencia moral>> en la Escritura y en la Tradición
En la Biblia se identifica la conciencia moral con el <<
corazón
>>, ya que éste es el centro interior del hombre, fuente de la voluntad, las emociones, los pensamientos y los afectos.
La Manualística hace de la conciencia la certeza de la
obligación de la ley,
no solo del
conocimiento de la verdad sobre el bien
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Hay varias dimensiones de conciencia relacionadas: 1- una
base biológica y neurológica
, que posibilita el estado de atención; 2- una
dimensión psicológica
, que da lugar a la subjetividad; 3- una
dimensión social
,que explica la responsabilización de la vida social en función del bien común; y 4- la
dimensión moral
, que se abre a la responsabilidad y el bien en vistas de la plena realización de la persona.
El Concilio Vaticano II define la conciencia moral como búsqueda del verdadero bien, que es el fin de la acción humana. La conciencia debe ser, entonces, respetada en su libre camino hacia la verdad, pero también tiene la obligación de buscarla y de adherirse a ella una vez conocida.
La conciencia moral nos hace conscientes de nuestras acciones y responsables de ellas desde el punto de vista moral, en cuanto que realizan o no el verdadero bien del hombre.
Hay un triple nivel de la conciencia: 1-
Juicio práctico
: cierra un proceso de discernimiento y deliberación y reconoce, racionalmente, cuando una acción es buena. 2-
Principios básicos de la moralidad
: generalización del juicio práctico que crea puntos fundamentales de deliberación moral. 3-
Conciencia transcendental:
búsqueda de lo que uno es.
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Interpretaciones insuficientes de la conciencia
La conciencia como "valoración de la ley"
: la conciencia es la responsable última sobre el juicio moral sobre el bien. Las normas morales obligan en conciencia solo en la medida en que resulten convincentes los argumentos racionales que las sostienen.
La conciencia como "única instancia práctica"
: La verdad práctica tiene como criterio la coherencia con la buena intención del sujeto. La "buena fe" sería el criterio moral último y decisivo de la conciencia, que crea de esta forma su propia verdad práctica, independientemente de la norma moral.
La conciencia "autónoma" y "creativa"
: Se formula una conciencia creativa que defiende la absoluta autonomía del sujeto a decidir sobre el bien y sobre la verdad moral.
La conciencia como "mera aplicación" de la ley
: Es una comprensión legalista de la moral. La ley moral no se percibe como la verdad sobre el bien de la persona conocida sino como obligación extrínseca al sujeto.
La conciencia como "garante de la autenticidad personal"
: La conciencia no se ocupa de la verdad objetiva sobre el bien, sino de la verdad personal del agente, en relación con la opción fundamental de su vida.
Vía de solución: trascendencia e inmanencia de la verdad moral
La <<trascendencia>> de la conciencia: se resalta la experiencia de sentirse obligados por algo que precede y trasciende al sujeto y que debe obedecer.
La <<inmanencia>> de la conciencia: la obligación moral surge cuando la ley es reconocida personalmente por el sujeto y promulgada en su conciencia. Así se da una participación del sujeto, con sus disposiciones afectivas e intelectivas, en la acogida de la verdad sobre el bien. Así se une la inmanencia o subjetividad de la verdad moral con la trascendencia u objetividad de ésta.
La verdad moral exige
interioridad, singularidad, globalidad y autenticidad.