En el amor, las cualidades esenciales y altamente valoradas, tales como la belleza o la virtud, hacia las cuales se orienta el sentimiento amoroso, según la semántica amorosa de los siglos XVII y XVIII, desaparecen, para banalizarse y obedecer a la biología.
La reproducción autopoiética del sistema no es la
repetición idéntica de lo mismo sino la creación constante de nuevos elementos vinculados a los precedentes.
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