Si no se efectúa una importante re-orientación de la actividad turística del destino, se entrará en la etapa de “declive”, en la que el destino no podrá competir con otros, lo que producirá una baja en la llegada de visitantes; Comenzarán a aparecer los visitantes de fin de semana o excursionistas, la infraestructura se utilizarán en asuntos ajenos a la actividad turística, lo que será menos atractivo para los turistas, y algunos hoteles pueden convertirse en casas o residencias de particulares.