la interpretación se apoya en los mismos cimientos que las
otras modalidades transaccionales: es decir, en el contacto que abarca aspectos lingüísticos, sociales, culturales, psicológicos, etc. Esto nos proyecta a la necesidad de enfocar
la interpretación en calidad de una forma su generáis de asemeja miento comunicativo
entre dos sistemas o medios, cuyos paradigmas son lenguas, y que se establece a lo
largo del propio acto interpretativo. Saltan a la vista, sin embargo, las diferencias entre
la traducción gráfica y la interpretación, dado que la misma naturaleza de las operaciones que el traductor efectúa, —llámese ello la dimensión psicolingüística— nos permite trazar tal de limitación.
A proprio, háganse constar los siguientes parámetros interpretativos:
La interpretación es dinámica por definición, y no se somete a la comparación ni
al análisis instantáneo desde la dicótoma original/versión (salvo en condiciones de
laboratorio), circunstancia contraria a lo que sí es factible e imprescindible en la labor
de quienes traducen con pluma, bolígrafo u ordenador.
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