Las empresas buscan ofrecer unos productos o servicios de gran calidad. De esta manera, se ganan la confianza y fidelización de sus clientes, gracias a la satisfacción plena de sus necesidades y superando, con creces, sus expectativas de consumo. Es por eso que algo de gran valor para las empresas es la posesión de los certificados de calidad, los cuales se convierten en un justificante de que sus productos cuentan con la calidad suficiente y un producto superior al de otras empresas de la competencia.
Apostar por la calidad es un factor estratégico clave en un entorno cada vez más competitivo. Así, las empresas consideran cada vez de más relevancia que esa oferta de productos de valor sea validada y reconocida por una institución externa e independiente, dando credibilidad a dicha garantía.
Esto es lo que conocemos como concepto de certificado de calidad. La certificación de calidad es el resultado de un proceso en el que una serie de auditores calificados de una entidad de certificación acreditada para ello garantice que un producto se ajusta a las características de la norma que se ha tomado como referencia.